martes, 14 de junio de 2011

LAS CARACTERISTICAS DEL SUFRIMIENTO


Las principales características del SUFRIMIENTO son : la paz....el silencio... la libertad
LA PAZ.:¡Qué ejemplo tan admirable nos dió María Santisima al pie de la Cruz!
Ella que amaba con el más puro amor de madre, permanecía tranquila y senera,viendo morir a su único Hijo,a su Dios,a su todo.
Esta calma,en medio de tan grande sufrimiento,no debe pensarse que fuera insensibilidad,era un aumento de fuerza,que el amor,de donde procede el dolor,da al alma para padecer sin alterarse.
Este milagro consiste en sufrir con toda fortaleza que junta el sentimiento más profundo con la paz y tranquilidad más perfecta.
EL SILENCIO: Calla el alma amante porque sabe que es el amor de Dios el que así le trata.
Los que viven en íntima unión con el Señor,parecen que se vuelven mudos....Pierden el hábito de hablar y adquieren el de callar.
Así pueden atender a las voces del amor y dejar,con el silencio,reposar a Dios en su alma.
LIBERTAD : El sufrimiento que procede del amor, mientras por un lado hunde el alma en angustias dolorosas por otro lado tiene la libertad para cumplir sus deberes y obrar como si nada sufriera.
SONRIE ....DIOS TE AMA Y CUANDO TE VE SUFRIENDO TE DA LA PAZ....EL SILENCIO....Y LA LIBERTAD....
SONRIE....PORQUE AUN TENIENDO EL SUFRIMIENTO EN TU SER....DIOS TE DÁ LA PAZ PARA QUE PUEDAS LLEVARLO......

SONRIE....PORQUE DIOS TE AMA TANTO QUE NO DESEA QUE TÚ SUFRAS.....PERO
CUANDO EN LA VIDA TE LLEGA CUALQUIER SUFRIMIENTO ÉL LO PERMITE PERO TE DA LA PAZ PARA QUE LO SUPERE.

SONRIE....NO OLVIDES QUE DIOS TE AMA

SONRIE SOY MANOLO

lunes, 18 de octubre de 2010

CUANDO ME LLAMAS PADRE.....MI CORAZON SE CUIDA DE TI

Déjate llevar con los ojos cerrados, que Yo soy tu Padre y los tengo abiertos para conducirte y guiarte.
Cuando pronuncias esta palabra: ¡Padre!, mi Corazón se obliga a cuidar de ti... No sabes cómo se alegran los padres cuando su hijito empieza a hablar y pronuciar el nombre tan tierno de padre... Al oírlo le abren los brazos y lo estrechan contra su corazón con toda ternura y amor que experimentan un goce muy superior a todos los placeres de este mundo. Pues si esto sucede a un padre, a una madre de la tierra, ¿cuál será el deleite de Aquel que es a la vez Padre, Madre, Dios, Creador y Esposo? ¿Qué corazón puede igualar al mío en ternura y amor?
Cuando nos dirijimos al PADRE él nos atiende con el cariño de un padre o una madre tiene en lo más profundo del corazó.

SONRIE...y cuando te pongas en oración no olvides de que DIOS ES TU PADRE

SONRIE....A LA VIDA....AL AMOR....A DIOS PADRE QUE CUIDA DE TI

domingo, 10 de octubre de 2010

EL AMOR DE DIOS POR TI Y POR MI

EL AMOR DE DIOS POR TI Y POR MI




La naturaleza y la revelación a una dan testimonio del amor de Dios. Nuestro Padre celestial es la fuente de vida, de sabiduría y de gozo. Mirad las maravillas y bellezas de la naturaleza. Pensad en su prodigiosa adaptación a las necesidades y a la felicidad, no solamente del hombre, sino de todas las criaturas vivientes. El sol y la lluvia que alegran y refrescan la tierra; los montes, los mares y los valles, todos nos hablan del amor del Creador. Dios es el que suple las necesidades diarias de todas sus criaturas. Ya el salmista lo dijo en las bellas palabras siguientes: “Los ojos de todos miran a ti, y tú les das su alimento a su tiempo. Abres tu mano, y satisfaces el deseo de todo ser viviente.” Salmos 145: 15, 16.





Dios hizo al hombre perfectamente santo y feliz; y la hermosa tierra no tenía, al salir de la mano del Creador, mancha de decadencia, ni sombra de maldición. La transgresión de la ley de Dios, de la ley del amor, es lo que ha traído consigo dolor y muerte. Sin embargo, en medio del sufrimiento que resulta del pecado se manifiesta el amor de Dios. Está escrito que Dios maldijo la tierra por causa del hombre (Génesis 3:17). Los cardos y espinas -las dificultades y pruebas que hacen de su vida una vida de afán y cuidado- le fueron asignados para su bien, como parte de la preparación necesaria, según el plan de Dios, para su elevación de la ruina y degradación que el pecado había causado. El mundo, aunque caído, no es todo tristeza y miseria. En la naturaleza misma hay mensajes de esperanza y consuelo. Hay flores en los cardos y las espinas están cubiertas de rosas.



“Dios es amor”, está escrito en cada capullo de flor que se abre, en cada tallo de la naciente hierba. Los hermosos pájaros que llenan el aire de melodías con sus preciosos cantos, las flores exquisitamente matizadas que en su perfección perfuman el aire, los elevados árboles del bosque con su rico follaje de viviente verdor, todos dan testimonio del tierno y paternal cuidado de nuestro Dios y de su deseo de hacer felices a sus hijos.



La Palabra de Dios revela su carácter. El mismo ha declarado su infinito amor y piedad. Cuando Moisés dijo: “Ruégote me permitas ver tu gloria”, Jehová respondió: “Yo haré que pase toda mi benignidad ante tu vista” Exodo 33: 18, 19. Tal es su gloria. Jehová pasó delante de Moisés y clamó: “Jehová, Jehová, Dios compasivo y clemente, lento en iras y grande en misericordia y en fidelidad; que usa de misericordia hasta la milésima generación; que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado” Exodo 34: 6, 7. “Lento en iras y grande en misericordia” Jonás 4: 2. “Porque se deleita en la misericordia” Miqueas 7:18.





Dios Nos Ha Rodeado Con Las Prendas De Su Amor





Dios ha unido nuestros corazones a El con pruebas innumerables en los cielos y en la tierra. Mediante las cosas de la naturaleza y los más profundos y tiernos lazos que el corazón humano pueda conocer en la tierra, ha procurado revelársenos. Con todo, estas cosas sólo representan imperfectamente su amor. Aunque se habían dado todas estas pruebas evidentes, el enemigo del bien cegó el entendimiento de los hombres, para que éstos mirasen a Dios con temor, para que lo considerasen severo e implacable. Satanás indujo a los hombres a concebir a Dios como un ser cuyo principal atributo es una justicia inexorable, como un juez severo, un duro, estricto acreedor. Pintó al Creador como un ser que está velando con ojo celoso por discernir los errores y faltas de los hombres, para visitarlos con juicio. Por esto vino Jesús a vivir entre los hombres, para disipar esa densa sombra, revelando al mundo el amor infinito de Dios.



El Hijo de Dios descendió del cielo para manifestar al Padre. “A Dios nadie jamás le ha visto: El Hijo Unigénito, que está en el seno del Padre, El le ha dado a conocer” Juan 1: 18. “Ni al Padre conoce nadie, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quisiere revelar” Mateo 11:27. Cuando uno de sus discípulos le dijo: “Muéstranos al Padre”, Jesús respondió: “Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, ¿y todavía no me conoces, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre: ¿Cómo pues dices tú: Muéstranos al Padre?” Juan 14: 8, 9.





Jesús dijo, describiendo su misión terrenal: Jehová “me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado para proclamar libertad a los cautivos, y a los ciegos recobro de la vista; para poner en libertad a los oprimidos” Lucas 4: 18. Esta era su obra. Pasó haciendo bien y sanando a todos los oprimidos de Satanás. Había aldeas enteras donde no se oía un gemido de dolor en casa alguna, porque El había pasado por ellas y sanado a todos sus enfermos. Su obra demostraba su divina unción. En cada acto de su vida revelaba amor, misericordia y compasión; su corazón rebosaba de tierna simpatía por los hijos de los hombres. Tomó la naturaleza del hombre para poder simpatizar con sus necesidades. Los más pobres y humildes no tenían temor de allegársele. Aún los niñitos se sentían atraídos hacia El. Les gustaba subir a sus rodillas y contemplar ese rostro pensativo, que irradiaba benignidad y amor.



Jesús no suprimió una palabra de verdad, sino que profirió siempre la verdad con amor. Hablaba con el mayor tacto, cuidado y misericordiosa atención, en su trato con las gentes. Nunca fue áspero, nunca habló una palabra severa innecesariamente, nunca dio a un alma sensible una pena innecesaria. No censuraba la debilidad humana. Hablaba la verdad, pero siempre con amor. Denunciaba la hipocresía, la incredulidad y la iniquidad; pero las lágrimas velaban su voz cuando profería sus fuertes reprensiones. Lloró sobre Jerusalén, la ciudad amada que rehusó recibirlo, a El, el Camino, la Verdad y la Vida. Habían rechazado al Salvador, mas El los consideraba con piadosa ternura. La suya fue una vida de abnegación y verdadera solicitud por los demás. Toda alma era preciosa a sus ojos. A la vez que siempre llevaba consigo la dignidad divina, se inclinaba con la mas tierna consideración hacia cada uno de los miembros de la familia de Dios. En todos los hombres veía almas caídas a quienes era su misión salvar.





Jesús - Una Revelación Del Amor Del Padre





Tal es el carácter de Cristo como se revela en su vida. Este es el carácter de Dios. Del corazón del Padre es de donde manan los ríos de compasión divina, manifestada en Cristo para todos los hijos de los hombres. Jesús, el tierno y piadoso Salvador, era Dios, “manifestado en la carne” 1 Timoteo 3: 16.



Jesús vivió, sufrió y murió para redimirnos. El se hizo “Varón de dolores” para que nosotros fuésemos hechos participantes del gozo eterno. Dios permitió que su Hijo Amado, lleno de gracia y de verdad, viniese de un mundo de indescriptible gloria, a un mundo corrompido y manchado por el pecado, oscurecido con la sombra de la muerte y la maldición. Permitió que dejase el seno de su amor, la adoración de los ángeles, para sufrir vergüenza, insulto, humillación, odio y muerte. “El castigo de nuestra paz cayó sobre El, y por sus llagas nosotros sanamos” Isaías 53: 5. ¡Miradlo en el desierto, en el Getsemaní, sobre la cruz! El Hijo inmaculado de Dios tomó sobre sí la carga del pecado. El que había sido uno con Dios, sintió en su alma la terrible separación que hace el pecado entre Dios y el hombre. Esto arrancó de sus labios el angustioso clamor: “¡Dios mío! ¡Dios mío! ¿Por qué me has desamparado?” Mateo 27: 46. La carga del pecado, el conocimiento de su terrible enormidad y de la separación que causa entre el alma y Dios, quebrantó el corazón del Hijo de Dios.



Pero este gran sacrificio no fue hecho a fin de crear amor en el corazón del Padre para con el hombre, ni para moverlo a salvar. ¡No, no! “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito” Juan 3: 16. No es que el Padre nos ame por causa de la gran propiciación, sino que proveyó la propiciación porque nos ama. Cristo fue el medio por el cual El pudo derramar su amor infinito sobre un mundo caído. “Dios estaba en Cristo, reconciliando consigo mismo al mundo” 2 Corintios 5: 19. Dios sufrió con su Hijo. En la agonía del Getsemaní, en la muerte del Calvario, el corazón del Amor Infinito pagó el precio de nuestra redención.



Jesús decía: “Por esto el Padre me ama, por cuanto yo pongo mi vida para volverla a tomar” Juan 10: 17. Es decir: “De tal manera os amaba mi Padre, que aún me ama más porque he dado mi vida para redimiros. Por haberme hecho vuestro Sustituto y Fianza, por haber entregado mi vida y tomado vuestras responsabilidades, vuestras transgresiones, soy más caro a mi Padre; por mi sacrificio, Dios puede ser justo y, sin embargo, el justificador del que cree en Jesús.





Solo Jesús Puede Revelar Plenamente El Amor de Dios





Nadie sino el Hijo de Dios podía efectuar nuestra redención; porque sólo El, que estaba en el seno del Padre podía darlo a conocer. Sólo El, que conocía la altura y la profundidad del amor de Dios, podía manifestarlo. Nada menos que el infinito sacrificio hecho por Cristo a favor del hombre caído podía expresar el amor del Padre hacia la perdida humanidad.



“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo Unigénito.” Lo dio no solamente para que viviese entre los hombres, no sólo para que llevase los pecados de ellos y muriese como su sacrificio; lo dio a la raza caída. Cristo debía identificarse con los intereses y necesidades de la humanidad. El que era uno con Dios se ha unido con los hijos de los hombres con lazos que jamás serán quebrantados. Jesús “no se avergüenza de llamarlos hermanos” Hebreos 2: 11. Es nuestro Sacrificio, nuestro Abogado, nuestro Hermano, lleva nuestra forma humana delante del trono del Padre, y por las edades eternas será uno con la raza que ha redimido: Es el Hijo del hombre. Y todo esto para que el hombre fuese levantado de la ruina y degradación del pecado, para que reflejase el amor de Dios y participase del gozo de la santidad.



El precio pagado por nuestra redención, el sacrificio infinito que hizo nuestro Padre Celestial al entregar a su Hijo para que muriese por nosotros, debe darnos un concepto elevado de lo que podemos ser hechos por Cristo. Al considerar el inspirado apóstol Juan “la altura”, “la profundidad” y “la anchura” del amor del Padre hacia la raza que perecía, se llena de alabanzas y reverencia, y no pudiendo encontrar lenguaje conveniente en qué expresar la grandeza y ternura de este amor, exhorta al mundo a contemplarlo. “¡Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios!” 1 Juan 3:1. ¡Qué valioso hace esto al hombre!





Por la transgresión, los hijos del hombre se hacen súbditos de Satanás. Por la fe en el sacrificio reconciliador de Cristo, los hijos de Adán pueden ser hechos hijos de Dios. Al revestirse de la naturaleza humana, Cristo eleva a la humanidad. Los hombres caídos son colocados donde pueden, por la relación con Cristo, llegar a ser en verdad dignos del nombre de “hijos de Dios.”



Tal amor es incomparable. ¡Hijos del Rey celestial! ¡Promesa preciosa! ¡Tema para la más profunda meditación! ¡El incomparable amor de Dios para un mundo que no lo amaba! Este pensamiento tiene un poder subyugador y cautiva el entendimiento a la voluntad de Dios. Cuanto más estudiamos el carácter divino a la luz de la cruz, más vemos la misericordia, la ternura y el perdón unidos a la equidad y la justicia, y más claramente discernimos pruebas innumerables de un amor infinito y de una tierna piedad que sobrepuja la ardiente simpatía y los anhelosos sentimientos de la madre para con su hijo extraviado.



El Padre ha revelado claramente un amor eterno por ti y por mí (vea Jeremías 31:3). ¿No abriremos nuestros corazones para responder a este maravilloso amor? Al dar nuestros corazones a Jesús podremos escapar de la eterna destrucción (vea 2 Tesalonicenses 1: 8), y a través de El obtener vida eterna (vea Juan 4:14, 6:27, 12:50). Entonces, podremos levantar nuestras voces eternas en alabanza y adoración al Dios eterno (Salmos 106: 48) y al rey eterno (Salmos 2: 2, 6-7; 29:10; Juan 1:49) con eterno gozo (Isaías 35:10, 51:11) cuando entremos a través de las puertas eternas (Salmos 24: 7-10) en el Reino eterno (Salmos 145: 13; Daniel 4:3, 7:27; 2 Pedro 1:11) para caminar por siempre con nuestro Dios y Salvador en la eterna luz del cielo (Apocalipsis 21

SONRIE....SOY MANOLO....DIOS TE AMA

jueves, 7 de octubre de 2010

ANUNCIAR A CRISTO ES EL MAYOR COMPROMISO DEL CRISTIANO

Anunciar a Cristo es uno de los compromisos más urgentes que tenemos
como bautizados


Que los enemigos de la religión católica obstaculicen, marginen o
censuren artículos o programas católicos resulta comprensible aunque
injusto. En ocasiones el odio a la Iglesia llega a extremos de
intolerancia que ni siquiera Voltaire aceptaría.


Pero que haya entre los mismos católicos quienes, por una mal
entendida prudencia, tengan miedo de enseñar su fe, e impidan a sus
mismos hermanos en la fe la publicación o difusión de la doctrina
católica, es algo que causa pena y confusión.


Es cierto que hay que ser prudentes como serpientes y sencillos como
palomas (cf. Mt 10,16). Es cierto también que escribir un artículo
“muy católico” puede asustar a algunos lectores, provocar reacciones
de rechazo, incluso cerrar puertas de comunicación que hasta ahora
permanecían abiertas. Es cierto que hay que ir poco a poco, pues
presentar la propia fe de modo inadecuado provoca en algunos actitudes
de rechazo en vez de ayudar a las personas a un sereno encuentro con
Cristo.


Si lo anterior es verdad, también lo es que hay que subir a las
terrazas y predicar las enseñanzas de Cristo con valor y confianza,
pues no se enciende la luz para esconderla, sino para que brille e
ilumine (cf. Mt 5,14-16).


El Maestro pidió a sus discípulos (también a nosotros) que
anunciásemos la Buena Noticia, el Evangelio, a todo el mundo (cf. Mc
16,15). No podemos guardarlo escondido por miedo a quienes hostigan
sin cesar el gran don de la salvación.


Es Cristo mismo el que nos invita, nos lanza, nos acompaña. Es Cristo
el que desea reunir a todos los hombres para que haya un solo rebaño y
un solo pastor (cf. Jn 10,14-16). Es Cristo el que desea que nadie se
pierda, que todos puedan llegar a la gran fiesta de los cielos (cf. Mt
18,14).


Por eso anunciar a Cristo, en todos los areópagos, en la prensa o en
internet, en la televisión o en la radio, en las conversaciones de
cada día o en el trabajo, es uno de los compromisos más urgentes que
tenemos como bautizados.


Cada católico puede apropiarse, en la medida de sus posibilidades, las
palabras que el Papa Pablo VI dijo en Manila el 29 de noviembre de
1970:


“Yo soy Apóstol y Testigo. Cuanto más lejana está la meta, cuanto más
difícil es el mandato, con tanta mayor vehemencia nos apremia el amor.
Debo predicar su nombre: Jesucristo es el Mesías, el Hijo de Dios
Vivo; Él es quien nos ha revelado al Dios Invisible, Él es el
primogénito de toda criatura, y todo se mantiene en Él. Él es también
el Maestro y Redentor de los hombres; Él nació, murió y resucitó por
nosotros”.


¿Por qué esa urgencia de predicar a Cristo? Benedicto XVI quiso dar
una respuesta en su viaje a Fátima, Portugal (13 de mayo de 2010):


“Verdaderamente, los tiempos en que vivimos exigen una nueva fuerza
misionera en los cristianos, llamados a formar un laicado maduro,
identificado con la Iglesia, solidario con la compleja transformación
del mundo. Se necesitan auténticos testigos de Jesucristo,
especialmente en aquellos ambientes humanos donde el silencio de la fe
es más amplio y profundo: entre los políticos, intelectuales,
profesionales de los medios de comunicación, que profesan y promueven
una propuesta monocultural, desdeñando la dimensión religiosa y
contemplativa de la vida. En dichos ámbitos, hay muchos creyentes que
se avergüenzan y dan una mano al secularismo, que levanta barreras a
la inspiración cristiana”.


Más allá de cualquier censura, venga de los enemigos de Dios o de los
mismos creyentes que tienen miedo a las críticas del mundo, podemos
hacer nuestro el empuje misionero de san Pablo: “Predicar el Evangelio
no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me
incumbe. Y ¡ay de mí si no predicara el Evangelio!” (1Co 9,16-17).


Sí: tenemos que predicar el Evangelio con urgencia, por amor a Cristo
y por amor a tantos hombres que lo necesitan y lo esperan en un mundo
cada día más hambriento de esperanza y de misericordia.

SONRIE....DIOS...TE....AMA

miércoles, 6 de octubre de 2010

CUANTO MAS GRANDE ES LA MISERIA DE UN ALMA....MAS GRANDE ES MI MISERICORDIA

Juan Pablo II, por pedido de Jesús a Santa Faustina, estableció la Fiesta de la Divina Misericordia para el Domingo siguiente a Pascua, es decir este Domingo 11 de Abril.


Jesús promete que todo quien se confiese y comulgue ese día, su alma queda limpia, como recién bautizada, sin deudas pendientes por los pecados que se deben reparar con sufrimientos atroces en el Purgatorio (Santa Faustina lo describe como un “ardor horrible”).


¡Aprovechemos! No sea que nos arrepintamos cuando sea demasiado tarde para pedir Misericordia porque ya hemos muerto y sólo queda aplicar la Justicia.


También aprovechemos para pedirle a los Sacerdotes que el Sábado a la noche (vísperas) y el Domingo, traten de estar en el confesionario todo lo posible y que anuncien esos horarios extraordinarios para que la gente sepa que es un día de gracia especial. Reenvía este mensaje de Jesús a todo Sacerdote que conozcas (Diario de Santa Faustina, que se puede bajar de www.divina-misericordia.org ):


“Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y especialmente, para los pobres pecadores(..)” “El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de sus culpas y de las penas. En este día están abiertas todas las compuertas Divinas a través de las cuales fluyen las gracias. Que ningún alma tema acercarse a Mí, aunque sus pecados fueran como escarlatas (..) Aunque un alma fuera como un cadáver descomponiéndose de tal manera que desde el punto de vista humano no existiera esperanza alguna de recuperarse y todo estuviese ya perdido, no es así para Dios. El milagro de la Divina Misericordia restaura a esa alma en toda su plenitud” (699, 1448)


“Deseo que los sacerdotes proclamen esta gran Misericordia que tengo para las almas pecadoras. Que el pecador no tenga miedo de acercarse a Mí”. “y cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia" (723).


“Diles a mis sacerdotes que los pecadores más empedernidos se ablandarán bajo sus palabras cuando ellos hablen de Mi Misericordia insondable, de la compasión que tengo por ellos en Mi corazón. A los sacerdotes que proclamen y alaben Mi Misericordia, les daré una fuerza prodigiosa y ungiré sus palabras y sacudiré los corazones a los cuales hablen” (1521).


Cuanto más grande es la miseria de un alma tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia (1182). Soy más generoso para los pecadores: por ellos he derramado Mi sangre; que no tengan miedo de acercarse a Mí, son los que más necesitan Mi misericordia (1275).


Aún si un alma fuera como un cadáver en descomposición y humanamente sin ninguna posibilidad de restauración y todo estuviera perdido, no es así para Dios: el milagro de la Divina Misericordia restaura a esa alma en toda su plenitud. ¡Infelices los que no aprovechan de este milagro de la Misericordia Divina!: lo pedirán en vano, cuando sea demasiado tarde (1448). Quien no quiere pasar por la puerta de Mi misericordia, tiene que pasar por la puerta de Mi Justicia (1146).


Cuando te acercas a esta Fuente de Mi Misericordia, siempre fluye sobre tu alma la Sangre y el Agua que brotó de Mi Corazón y ennoblece tu alma. Cada vez que vas a confesarte, sumérgete en Mi misericordia con gran confianza para que pueda derramar sobre tu alma la generosidad de Mi gracia. Cuando te acercas a la confesión debes saber que Yo Mismo te espero en el confesionario, sólo que estoy oculto en el sacerdote, pero Yo Mismo actúo en tu alma... de esta Fuente de la Misericordia las almas sacan gracias exclusivamente con el recipiente de la confianza. Si su confianza es grande, Mi generosidad no conocerá límites. Los soberbios permanecen siempre en pobreza y miseria, porque Mi gracia se aleja de ellos dirigiéndose hacia los humildes (1602). Lee 1485,1275,1521.


Comentario: cada pecado hiere el alma. Es clavar un puñal a tu propio corazón, y también al de Jesús y María. Puedes curar las heridas con la confesión y la comunión. ¡Cuanto más frecuentes mejor! (por ejemplo comunión diaria y confesión semanal).

SONRIE....DIOS TE AMA

domingo, 26 de septiembre de 2010

MI CANTO HECHA ORACIÓN

MI CANTO DIARIO LA HAGO ORACIÓN

Y aunque mi viejo ordenador no puede ponerte su musica,soy un atrasado informatico
quiero compartir su letra y tu le pongas la musica que tu más quiera......
Es una de mis tantas canciones que al levantarnos,al arreglarnos...al preparar el desayuno...
desayunando en nuestra terraza..... y acompañado de los trinos de nuestros canarios....
y del perfume de tantas macetas ...cantamos mi esposa y yo....
aunque si conoces nuestra historia... ella medio ciega y yo con cancer en la columna
que consume mis dias.....te parecerá una locura.....y lo es para el mundo.....pero
cuando DIOS es el centro de nuestras vidas y nuestra esperanza la tenemos puesta en Él...
la vida de cualquier sufriente se hace dulce y sonriente... porque Él nos da su fortaleza...
suaviza nuestros dolores....y nuestros dias sean alegres dentro de nuestro sufrimientos.

NUESTRO CANTO HECHA ORACIÓN

Si en tus manos me encuentro...Señor.....para qué preocuparme...
Si en tus manos me encuentro...Señor...ya nada es oscuro...
Si en tus manos me encuentro....Señor.... nada puede inquietarme...
Si en tus manos me encuentro...Señor....me siento seguro....

"Pero quíen pudiera....meterse dentro de Tí....nacer de nuevo...con sabor a Tí
"Pero quíen pudiera.... tener tu mismo pensar...vivir sin angustias.....y saber amar "

Se que a veces me encuentro Señor....rendido y cansado....
se que a veces me encuentro Señor....falto de mi fe....
se que a veces me encuentro Señor....triste y agobiado.....
y que a veces me encuentro Señor....sin saber qué hacer...

Pero quiero que tu me transforme....y tu vida la siembres en mí....
Pero quiero que tu me transforme....y que tenga tu mismo sentir....
Pero quiero que tu me transforme.....y tu vida la siembres en mí.....
Pero quiero que tu me transforme....y que tenga tu mismo sentir.....

""Pero quíen pudiera....meterse dentro de Tí....nacer de nuevo....con sabor a Tí...
Pero quien pudiera... tener tu mismo pensar....vivir sin temores...y saber amar."

SONRIE....SOY MANOLO....DIOS TE AMA

sábado, 11 de septiembre de 2010

SONRIE....DIOS ESTA SIEMPRE CERCA DEL DOLOR.

Dios está cerca del dolor

Si miramos sin fe la cruz de Cristo, como si miramos el dolor humano desde un punto de vista meramente natural, sólo hallaremos como respuesta el absurdo.

Autor: P. José Luis Richard



El Evangelio nos dice: Después de que llegaron al lugar llamado Calvario, ahí lo crucificaron... El laconismo no puede ser mayor. Pero ¡cuánto dolor hay detrás de estas palabras! Dolor de la humillación de ser el espectáculo del pueblo, el hazmerreír de la chusma. Dolor del pudor que siente que le arrancan los vestidos y la piel. Dolor de la sien que parece estallarle. Dolor de los clavos que penetran bajo sordos golpes del martillo y taladran hasta abrir hilos de sangre en las manos y en los pies. Dolor al ver a la Madre destrozada por la angustia. Dolor de ver la ingratitud a su amor. Dolor de conocer la esterilidad de su sacrificio en tantas almas...

Quien sufre -y a todo hombre le llega su momento, porque el dolor es la herencia del pecado- puede afrontar su sufrimiento de diversas formas: desesperación, rabia, escepticismo, odio... Otros sencillamente se resignan sin comprender jamás ni el porqué ni el para qué de su sufrimiento. Y Cristo nos deja clara la razón: el dolor por obediencia redentora.

Si miramos sin fe la cruz de Cristo, como si miramos el dolor humano desde un punto de vista meramente natural, sólo hallaremos como respuesta el absurdo.

Pero muy por encima del existencialismo desesperado de la vida, brilla la luz del misterio. Nadie me arrebata mi vida, sino que la entrego yo mismo... Éste es el mandato que recibí de mi Padre (Jn 10, 18). Ahí está la clave para comprender a Cristo crucificado y toda su doctrina y obra. Va al dolor y a la misma muerte con plena conciencia y con la más absoluta libertad. No ofrece una obediencia pasiva y resignada, "porque no hay otra alternativa", sino voluntaria y cumplida con perfección en el detalle: hasta sus últimas consecuencias. Y esto, a pesar de todo el dolor que le desgarra... Se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz (Fil 2, 8).

Sólo a la luz de esa obediencia amorosa se comprende la muerte de Cristo. Y porque ha obedecido, dirige la mirada a su Padre con confianza. Ha terminado su obra, ha llegado al final a pesar de todas las dificultades, a pesar de la cruz y de la muerte. Y en sus últimas palabras alcanzamos a percibir que es tal su amor, tanta la paz que invade su ser después de haber consumado la Redención, que el sufrimiento, el dolor y la muerte no tienen ya ningún poder sobre Él: En tus manos, Padre, encomiendo mi espíritu.

Dios está cerca del dolor, sea moral o físico, pues Él en Jesucristo también se quiso identificar con el sufrimiento humano, escogiendo la cruz para salvarnos. Por eso, el sufrimiento nos purifica, nos hace más agradables a Dios, nos educa en la recta apreciación de la vida humana y del sentido de la misma

SONRIE .....DIOS TE AMA....
SONRIE..... DIOS SIEMPRE ESTA A TU LADO...
SONRIE..... SOY MANOLO